Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
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Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Giré en mi cama, aún con los ojos abiertos, observando la luz de la luna colándose por la ventana, cruzando los doseles iluminándome. Me había enterado lo que había ocurrido, un joven había evitado una ejecución a manos de John, el consejero de mi padre, y los habían molestado tanto que se encontraba en las mazmorras, mañana por la mañana iban a colgarlo, lo sabía, lo presentía.
Así es como actuaban en ellos, si algo irrumpía en su camino, lo hacían desaparecer, no importaba nada más, y no era algo que me dejase tranquila. Sobre todo si la persona que lo había evitado era de corazón noble.
Aparté las cortinas blancas, y me salí en pijama, del cuarto. El pasillo se veía absolutamente solitario. Bajé con sigilo las escaleras, más allá la puerta del salón de audiencias se encontraba entreabierta, colándose una tenue luz de vela al vestíbulo. La voz de mi padre, y John flotaba lejana. Continué por el pasillo, y bajé hacía las mazmorras.
Los guardias se encontraban descansando, vaya vagos. Sólo había dos del otro lado,suponía apostando como siempre. Oía sus risas. Sí mis intenciones salían como quería, todos íbamos a tener problemas, pero por supuesto me haría cargo de ello. No creía que la amenaza de mi padre fuese a llevarse a cabo por tan minima situación.
Giré en una esquina. No había más presos que sólo él al fondo del pasillo.Eso era bueno o sino tendría que sacar a todos. Me acerqué a los barrotes observando en la oscuridad, una figura se hayaba colgando de manos, como si fuera un crucificado.
-Oye..-Susurré mirando las paredes. El juego de llaves se encontraba colgado más allá.
Así es como actuaban en ellos, si algo irrumpía en su camino, lo hacían desaparecer, no importaba nada más, y no era algo que me dejase tranquila. Sobre todo si la persona que lo había evitado era de corazón noble.
Aparté las cortinas blancas, y me salí en pijama, del cuarto. El pasillo se veía absolutamente solitario. Bajé con sigilo las escaleras, más allá la puerta del salón de audiencias se encontraba entreabierta, colándose una tenue luz de vela al vestíbulo. La voz de mi padre, y John flotaba lejana. Continué por el pasillo, y bajé hacía las mazmorras.
Los guardias se encontraban descansando, vaya vagos. Sólo había dos del otro lado,suponía apostando como siempre. Oía sus risas. Sí mis intenciones salían como quería, todos íbamos a tener problemas, pero por supuesto me haría cargo de ello. No creía que la amenaza de mi padre fuese a llevarse a cabo por tan minima situación.
Giré en una esquina. No había más presos que sólo él al fondo del pasillo.Eso era bueno o sino tendría que sacar a todos. Me acerqué a los barrotes observando en la oscuridad, una figura se hayaba colgando de manos, como si fuera un crucificado.
-Oye..-Susurré mirando las paredes. El juego de llaves se encontraba colgado más allá.
Última edición por Elizabeth Tudor el Vie Jul 01, 2016 1:11 am, editado 1 vez
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Apenas sentía el cuerpo, respirar me dolía y me sentía terriblemente débil.El frío, soledad y oscuridad de aquella celda eran mi única compañía en aquellos momentos, pero era preferible a que los guardias se volvieran a ensañar conmigo.
Había conseguido que Mary escapase, por un hueco pequeño de una pared, pero la Inquisición me había atrapado como a una rata.No pude hacer nada por defenderme, y así había acabado.Esperando al amanecer para que mi ejecución se llevara a cabo.Por lo menos, había salvado a Juliet.Mary e Isabelle podían arreglarselas sin mí.
Un ruido en el pasillo me hizo contener la respiración por unos segundos, tenso.Seguramente sería otro guardia con ganas de divertirse un rato a costa de dolor ajeno.Y no tenía claro si podría aguantar otra paliza de ése calibre...Pero para mi sorpresa, fue la la voz de una joven a quién conoía la que me interrumpió.
-¿Elizabeth?-murmuré a mi vez, sorprendido, dandome cuénta de que mi voz sonaba pastosa, y de que tenía una herida en el labio.Con esfuerzo pude identificar una silueta a traves de la oscuridad.-No deberías...estar aquí.-agregué debilmente.¿Estaba loca?Si la cogían, se metería en un gran problema.
Había conseguido que Mary escapase, por un hueco pequeño de una pared, pero la Inquisición me había atrapado como a una rata.No pude hacer nada por defenderme, y así había acabado.Esperando al amanecer para que mi ejecución se llevara a cabo.Por lo menos, había salvado a Juliet.Mary e Isabelle podían arreglarselas sin mí.
Un ruido en el pasillo me hizo contener la respiración por unos segundos, tenso.Seguramente sería otro guardia con ganas de divertirse un rato a costa de dolor ajeno.Y no tenía claro si podría aguantar otra paliza de ése calibre...Pero para mi sorpresa, fue la la voz de una joven a quién conoía la que me interrumpió.
-¿Elizabeth?-murmuré a mi vez, sorprendido, dandome cuénta de que mi voz sonaba pastosa, y de que tenía una herida en el labio.Con esfuerzo pude identificar una silueta a traves de la oscuridad.-No deberías...estar aquí.-agregué debilmente.¿Estaba loca?Si la cogían, se metería en un gran problema.
Adrien Werther- Fugitivo
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
La figura a través de la celda, y en aquella oscuridad, se movió un poco, soltando un quejido en un débil susurro. No había bajado a este lugar, nunca, me lo tenían prohibido, pero ahora era diferente, mis pensamientos habían cambiado, y sí de algo estaba segura es que la clase alta no debía ejercer un mandato sobre la vida de los demás. Poner reglas, está bien, de allí a decidir por sobre una vida, poniendo el nombre de dios, como firma de su ejecución, me asqueaba.
Reprimí mi respiración, notando aquella voz. No podía ser, era él. Caminé con sigilo hacía la esquina del pasillo iluminado tenuemente por algunas antorchas, ahora sólo los ronquidos de los guardas flotaban en el aire hasta el lugar en el que nos encontrábamos. Se habían dormido.
Volví por sobre mis pasos, y tomé la llave con delicadeza para que no tintinearan. Ni un instante me había atrevido a dudar, a pesar de sus palabras. Él, simplemente podía por sobre todos mis actos. Llevé la llave a la cerradura y la giré con lentitud, seguidamente deslicé la puerta hacía fuera, tan sólo unos centímetros, sí la abría del todo, probablemente los fierros chirriaran.
Allí dentro ahora la luz de la luna se colaba iluminando su golpeado rostro, irónico que dejaran la ejecución para un día después, a como lo habían dejado parecía que no iba a poder pasar la noche. Coloqué un banquillo delante de él, y me subí. Acariciando su rostro con una mano, se veía terrible, y aunque nunca lo fuera admitir en voz alta, verlo de aquella manera me destrozaba el alma. Deslicé mi dedo hasta llegar a su labio, a un milímetro de la cortadura que allí se abría.
-No has sido tú, noble ladrón, él que me ha dicho, alguna vez, que debemos luchar por nuestros ideales..por lo que queremos, aunque eso nos lleve a la muerte, al menos no habremos muerto en vano..-susurré soltando una nostálgica sonrisa, mientras sacaba una daga de mi cinto y comenzaba a cortar la cuerda por encima de nuestras cabezas.
Reprimí mi respiración, notando aquella voz. No podía ser, era él. Caminé con sigilo hacía la esquina del pasillo iluminado tenuemente por algunas antorchas, ahora sólo los ronquidos de los guardas flotaban en el aire hasta el lugar en el que nos encontrábamos. Se habían dormido.
Volví por sobre mis pasos, y tomé la llave con delicadeza para que no tintinearan. Ni un instante me había atrevido a dudar, a pesar de sus palabras. Él, simplemente podía por sobre todos mis actos. Llevé la llave a la cerradura y la giré con lentitud, seguidamente deslicé la puerta hacía fuera, tan sólo unos centímetros, sí la abría del todo, probablemente los fierros chirriaran.
Allí dentro ahora la luz de la luna se colaba iluminando su golpeado rostro, irónico que dejaran la ejecución para un día después, a como lo habían dejado parecía que no iba a poder pasar la noche. Coloqué un banquillo delante de él, y me subí. Acariciando su rostro con una mano, se veía terrible, y aunque nunca lo fuera admitir en voz alta, verlo de aquella manera me destrozaba el alma. Deslicé mi dedo hasta llegar a su labio, a un milímetro de la cortadura que allí se abría.
-No has sido tú, noble ladrón, él que me ha dicho, alguna vez, que debemos luchar por nuestros ideales..por lo que queremos, aunque eso nos lleve a la muerte, al menos no habremos muerto en vano..-susurré soltando una nostálgica sonrisa, mientras sacaba una daga de mi cinto y comenzaba a cortar la cuerda por encima de nuestras cabezas.
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
El silencio fue la única respuesta que recibí del otro lado.Agudicé el oido, convencido de que Elizabeth no me escucharía.A cómo era no le importaría el peligro que conllevaban sus acciones.
Tal como lo pensara, la joven princesa abrió delicadamente la puerta apenas unos minutos después, colocando un banquillo delante de mí y rozando mi rostro con su mano.Su tacto me produjo un ligero estremecimiento.En parte por la sensación de dolor que tenía en todo el cuerpo, en parte porque ella me provocaba...algo que no podía definir.
Una sonrisa se me escapó ante sus palabras.Sin duda, había sido una mala influencia para ella...
-Y en caso de que las puertas de la muerte nos acechen, no debemos retroceder.Avanzaremos, con valentía, hacia nuestro destino, sabiendo que hemos cumplido nuestra labor...-recité mirandola a los ojos, un fragmento del final de una de mis historias que, de hecho, le había narrado a ella.La cuerda se rompió en aquel instante, y caí algo bruscamente al suelo, pero mantuve el equilibrio.Gracias, agilidad.-¿Y puedo preguntaros, mi señora, como pensáis sacarme de aquí sin que vuestro padre nos decubra?
Tal como lo pensara, la joven princesa abrió delicadamente la puerta apenas unos minutos después, colocando un banquillo delante de mí y rozando mi rostro con su mano.Su tacto me produjo un ligero estremecimiento.En parte por la sensación de dolor que tenía en todo el cuerpo, en parte porque ella me provocaba...algo que no podía definir.
Una sonrisa se me escapó ante sus palabras.Sin duda, había sido una mala influencia para ella...
-Y en caso de que las puertas de la muerte nos acechen, no debemos retroceder.Avanzaremos, con valentía, hacia nuestro destino, sabiendo que hemos cumplido nuestra labor...-recité mirandola a los ojos, un fragmento del final de una de mis historias que, de hecho, le había narrado a ella.La cuerda se rompió en aquel instante, y caí algo bruscamente al suelo, pero mantuve el equilibrio.Gracias, agilidad.-¿Y puedo preguntaros, mi señora, como pensáis sacarme de aquí sin que vuestro padre nos decubra?
Adrien Werther- Fugitivo
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Di un paso hacia delante para ofrecerle ayuda, pero me quedé estática, solo, consiguió mantenerse en pie luego de un ligero tambaleo, sabía que no aceptaría que le tendiera la mano, supongo que demasiado orgulloso. Aparté un cabello de mi rostro, y oí sus palabras, que como siempre comenzaban a quedar grabadas una a una en mi mente.
A continuación, negué ligeramente con la cabeza, aunque era una excelente pregunta. Los guardias de las mazmorras, podían encontrarse dormidos, con algo de suerte saldríamos hacía el vestíbulo sin que nadie lo supiera, como todo un acontecimiento lograríamos llegar a los jardines..
Listo.Lo sacaría por el hueco detrás del arbusto de jazmines donde cada domingo, la pequeña Mary, venía a visitarme, tanto a mi, como a mi hermana. De allí en más, lo perdería de vista, viéndolo correr hacía el pueblo. Mejor verlo correr en libertad que verlo con la soga al cuello.
Aparté esos infructuosos pensamientos de mi mente, y me centré en el presente, los planes nunca me salían a la perfección, pero intentaría seguir aquel.
-Noble caballero, ¿Le he mencionado que habla usted demasiado? Sus palabras son profundas, he de admitir, pero en cuanto a la salida. Nunca debe perder la esperanza, mi padre se encuentra reunido con su consejero, el mismo, que creo lo ha enviado a ejecutar…Hay un hueco cerca de los arbustos de jazmines, en el jardín, detrás del castillo. Sigueme.-Finalicé soltando una sonrisa mientras salía por la puerta esperando por él.
A continuación, negué ligeramente con la cabeza, aunque era una excelente pregunta. Los guardias de las mazmorras, podían encontrarse dormidos, con algo de suerte saldríamos hacía el vestíbulo sin que nadie lo supiera, como todo un acontecimiento lograríamos llegar a los jardines..
Listo.Lo sacaría por el hueco detrás del arbusto de jazmines donde cada domingo, la pequeña Mary, venía a visitarme, tanto a mi, como a mi hermana. De allí en más, lo perdería de vista, viéndolo correr hacía el pueblo. Mejor verlo correr en libertad que verlo con la soga al cuello.
Aparté esos infructuosos pensamientos de mi mente, y me centré en el presente, los planes nunca me salían a la perfección, pero intentaría seguir aquel.
-Noble caballero, ¿Le he mencionado que habla usted demasiado? Sus palabras son profundas, he de admitir, pero en cuanto a la salida. Nunca debe perder la esperanza, mi padre se encuentra reunido con su consejero, el mismo, que creo lo ha enviado a ejecutar…Hay un hueco cerca de los arbustos de jazmines, en el jardín, detrás del castillo. Sigueme.-Finalicé soltando una sonrisa mientras salía por la puerta esperando por él.
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Me costó unos segundos poder caminar normalmente, pero al fin la seguí.Lo único que podía pensar en aquellos momentos era que Isabelle y Mary estarían preocupadas por mí.Mataría a la pobre enana a base de disgustos...
-Me lo han dicho en muchas ocasiones, Elizabeth-respondí sencillamente, con una sonrisa divertida, en un susurro para que los guardias no nos escuchasen.-Un buen plan, majestad, sin duda, pero...
Una mirada suya me obligó a callarme.Pasamos cerca de los guardias que roncaban sonoramente, en silencio.Aún no me creía del todo mi suerte.Por un momento me había visto colgado...Le debía la vida a la princesa.
-No sé cómo podré agradeceros este detalle...-comencé de nuevo.No podía estarme callado más de unos cuántos minutos, por algo me había hecho cuentacuentos...-No tengo nada a parte de mi agradecimiento más sincero que ofreceros...-solté con un tono ligeramente burlesco.Me agradaba hablar con esa fingida formalidad, aunque a ella normalmente le exasperase.Mi mano se dirigió al cinto para tener la daga a punto por si la necesitaba pero, entonces recordé.No las tenía.Me detuve abruptamente mirando a la joven que me había mantenido tantas noches en vilo.-No puedo irme.¡No sin mis armas!Son parte de mí...
-Me lo han dicho en muchas ocasiones, Elizabeth-respondí sencillamente, con una sonrisa divertida, en un susurro para que los guardias no nos escuchasen.-Un buen plan, majestad, sin duda, pero...
Una mirada suya me obligó a callarme.Pasamos cerca de los guardias que roncaban sonoramente, en silencio.Aún no me creía del todo mi suerte.Por un momento me había visto colgado...Le debía la vida a la princesa.
-No sé cómo podré agradeceros este detalle...-comencé de nuevo.No podía estarme callado más de unos cuántos minutos, por algo me había hecho cuentacuentos...-No tengo nada a parte de mi agradecimiento más sincero que ofreceros...-solté con un tono ligeramente burlesco.Me agradaba hablar con esa fingida formalidad, aunque a ella normalmente le exasperase.Mi mano se dirigió al cinto para tener la daga a punto por si la necesitaba pero, entonces recordé.No las tenía.Me detuve abruptamente mirando a la joven que me había mantenido tantas noches en vilo.-No puedo irme.¡No sin mis armas!Son parte de mí...
Adrien Werther- Fugitivo
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Apoyé una mano en su pecho luego de que me asomara en la esquina, no había señales de movimiento, agradecida a los cielos, por los atentos guardias que habíamos de tener, sus ronquidos flotaban en el aire. Me giré, quedando frente a él, mientras notaba sus moretones, la sangre de sus lastimaduras, se encontraba casi seca, seguidamente negué ante sus palabras de agradecimiento.
-No me debéis nada, Adrien,mi actos son de corazón,y no he de esperar absolutamente nada a cambio, tu como todos merece vivir-Finalicé para no hablar de más.
Por supuesto no estaba de acuerdo con los mandatos de mi padre, ni la cuadrilla de tontos que continuaban aquella línea de pensamiento. La escuela de la Iglesia, sí es que así, uno podía definirla, para nada era lógica, no estaba de acuerdo con sus ocurrencias, y el dios en el que al menos yo creía, estaba segura, no era lo que él esperaba de sus enviados. Al menos, confiaba en ello.
Fue entonces que antes de que pudiéramos siquiera doblar en la esquina, Adrien habló, y me hizo mirarlo por una milésima de segundo incrédula, su vida corría peligro, pero él anhelaba volver a por sus armas. Cerré los ojos, tomando un poco de aire, mientras los pensamientos viajan a velocidad. Sólo sería un segundo. Tomé una punta de mi vestido y me encaminé hacía otro pasillo.
Al final de él sobre unas estanterías de madera se hayaban los objetos que allí guardaban como adornos de sus antecesores dueños ya fallecidos. Aquello sólo podía producirme no menos que escalofríos. Una vez que él llegó señalé el lugar para que tomara lo que fuera que le pertenecía.
Volvimos por el pasillo anterior, y doblamos en una esquina. Un ruido hizo que volviera a detenerlo por detrás de mi, y dejando de lado los preceptos, entrelacé mis dedos en los de él y lo encaminé con cuidado por la empedrada escalera.
Al menos, podía respirar habíamos llegado a la planta superior. No oía a mi padre, a lo mejor ya se habría retirado a sus aposentos. El salón se encontraba en plena oscuridad, y ni siquiera tenía algo de fuego a mano, para enceder algunas velas. A sortear objetos y muebles se ha dicho.
-No me debéis nada, Adrien,mi actos son de corazón,y no he de esperar absolutamente nada a cambio, tu como todos merece vivir-Finalicé para no hablar de más.
Por supuesto no estaba de acuerdo con los mandatos de mi padre, ni la cuadrilla de tontos que continuaban aquella línea de pensamiento. La escuela de la Iglesia, sí es que así, uno podía definirla, para nada era lógica, no estaba de acuerdo con sus ocurrencias, y el dios en el que al menos yo creía, estaba segura, no era lo que él esperaba de sus enviados. Al menos, confiaba en ello.
Fue entonces que antes de que pudiéramos siquiera doblar en la esquina, Adrien habló, y me hizo mirarlo por una milésima de segundo incrédula, su vida corría peligro, pero él anhelaba volver a por sus armas. Cerré los ojos, tomando un poco de aire, mientras los pensamientos viajan a velocidad. Sólo sería un segundo. Tomé una punta de mi vestido y me encaminé hacía otro pasillo.
Al final de él sobre unas estanterías de madera se hayaban los objetos que allí guardaban como adornos de sus antecesores dueños ya fallecidos. Aquello sólo podía producirme no menos que escalofríos. Una vez que él llegó señalé el lugar para que tomara lo que fuera que le pertenecía.
Volvimos por el pasillo anterior, y doblamos en una esquina. Un ruido hizo que volviera a detenerlo por detrás de mi, y dejando de lado los preceptos, entrelacé mis dedos en los de él y lo encaminé con cuidado por la empedrada escalera.
Al menos, podía respirar habíamos llegado a la planta superior. No oía a mi padre, a lo mejor ya se habría retirado a sus aposentos. El salón se encontraba en plena oscuridad, y ni siquiera tenía algo de fuego a mano, para enceder algunas velas. A sortear objetos y muebles se ha dicho.
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Tuve que contener una sonrisa ante las palabras de mi aprincesada amiga.No me asombraba para nada aquello, la conocía y...ni siquiera le gustaba que le quisieran compensar.Pero algo haría para agradecerlo esto.
Pese a su mirada incrédula, me mantuve firme en mi idea.No me iría sin mis armas.Nadie podía tocarlas.Eran fruto de mi primer robo, podría decirse que me habían acompañado toda la vida.Tenían un significado muy especial para mí.
Me guió por un pasillo hasta un sitio con estanterías.Sentí un escalofrío al verlo, imaginandome cuántas personas tendrían que haber muerto para llenar aquello, y que yo podría haber sido una de ellas.Le dirigí una mirada cargada de agradecimiento a Elizabeth antes de tomar mis cuatro dagas, sintiendome mucho mejor al tenerlas conmigo de nuevo.
-Puede pareceros una tontería, pero para mí son algo importante-me disculpé ante su cara, que aún parecía algo asombrada.Continuamos nuestro camino, llegando un punto que me detuvo.Entralezó sus dedos en los míos, su mero contacto cortandome la respiración por varios segundos...
-Seguidme sino queréis chocaros contra los muebles, Elizabeth...-le dije, tomandola con algo de nerviosismo de la mano, al llegar al salón.Era un ladrón, veía bastante bien en la oscuridad.Y mientras la guiaba por entre los objetos, no pude evitar notar que su contacto me producía un pequeño hormigueo en el estómago.
Pese a su mirada incrédula, me mantuve firme en mi idea.No me iría sin mis armas.Nadie podía tocarlas.Eran fruto de mi primer robo, podría decirse que me habían acompañado toda la vida.Tenían un significado muy especial para mí.
Me guió por un pasillo hasta un sitio con estanterías.Sentí un escalofrío al verlo, imaginandome cuántas personas tendrían que haber muerto para llenar aquello, y que yo podría haber sido una de ellas.Le dirigí una mirada cargada de agradecimiento a Elizabeth antes de tomar mis cuatro dagas, sintiendome mucho mejor al tenerlas conmigo de nuevo.
-Puede pareceros una tontería, pero para mí son algo importante-me disculpé ante su cara, que aún parecía algo asombrada.Continuamos nuestro camino, llegando un punto que me detuvo.Entralezó sus dedos en los míos, su mero contacto cortandome la respiración por varios segundos...
-Seguidme sino queréis chocaros contra los muebles, Elizabeth...-le dije, tomandola con algo de nerviosismo de la mano, al llegar al salón.Era un ladrón, veía bastante bien en la oscuridad.Y mientras la guiaba por entre los objetos, no pude evitar notar que su contacto me producía un pequeño hormigueo en el estómago.
Adrien Werther- Fugitivo
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Sus manos algo ásperas por el hecho de haber vivido una vida de idas y venías, podría jurar parecían temblar al igual que las mías, tomé aire en silencio para poder calmar la revolución de emociones que se hallaban altercadas en mi mente y mi pecho, dejándome guiar por aquel joven, dentro de mi propia casa.
Debía apartar tales sentimientos de mi mente, no podía dejar que aquello tomara el control de mi misma, sin previo aviso. Lo que fuera que me ocurría cuando me hayaba junto a aquel joven era imposible, el hecho de pensarlo me condenaba e incluso a él también. Si tan sólo mi padre se enterera no menos que la muerte lo esperaba, no podía ser injusta, no iba a decidir sobre la vida de los demás, no iba a ser igual que ellos. Por mucho que me costara, tal vez estaba a tiempo de detenerme..
Un ruido de pisadas, y las voces del consejero y mi padre, resonaron por el lugar, se dirigían hacía aquí estaba segura. La luz se coló por debajo de la rajadura de la puerta a la que casi estábamos por llegar. La manija se deslizó hacía abajo y mi única reacción fue girarme y empujar a Adrien, entre el hueco de la pared y el librero, mientras una vela comenzaba a iluminar el lugar. Los hombres se sentaron en el sillón y podíamos ver sus espaldas. Llevé la mano a los labios del joven cubriéndolos, posando mi otra mano sobre su pecho.
La conversación no era nada amena, hablaban de la llegada del rey de Francia. Sólo esperaba que no me aguardara el mismo destino que le habían ordenado a mi hermana mayor, de contraer matrimonio con un idiota al que ni siquiera amaba. Continué en silencio, oyendo la pausada respiración de Adrien, produciéndome uno que otro escalofrío de vez en cuando, al encontrarnos tan cerca.
Las risas de ambos resonaron en la tenue habitación, las puertas se hayaban abiertas.. sí tan sólo pudiéramos..Levanté un poco la mirada encontrándome a una distancia tan atrayente y condenatoria de su rostro, y luchando contra mi misma ladee un poco la cabeza para que me siguiera.
A continuación me deslicé lentamente hacía el suelo y comencé a gatear por detrás del sillón, esperando que Dios se hallara de nuestro lado y nos permitiera salir de allí de inmediato sin ningún otro obstáculo.
Comenzaba a llegar a la puerta hasta que al fin la crucé y me levanté colocándome contra la pared, esperando que aquel joven apareciera. Una vez que lo hizo le sonreí con gratitud, y asentí para que nos dirigiéramos a la cocina. Podríamos salir por allí, pero..
-Ocultaos un momento allí..-Susurré señalando un mueble con más libros.
Esperé unos segundos a que obedeciera, y me dirigí hacía el cuarto de baño, donde se hayaban algunas cosas que debía darle para que sus heridas no se infectaran.
Detestaba a los guardias, realmente los detestaba, era ruines. Tomé algunos frascos y trapos limpios, y volví sobre mis pasos, con cuidado de no toparme con nadie. El tintineo de una botella golpeando contra el cristal, me supuso que los hombres se encontraban bebiendo probablemente festejando algo.
Tomé de la mano a Adrien, y lo conduje hacía la puerta de la cocina por un pasillo, con armaduras, levemente iluminando por candelabros de plata. Le tendí las medicinas, y empujé la puerta de madera.
El cuarto frente a nosotros se encontraba cubierto de ollas y cucharones, bandejas de plata, y cubiertos de oro, nimiedades a comparación con lo que desearía para mí. Una vida libre, como la que llevaba mi amigo detrás de mi.
Sólo tenía en claro una sola cosa, si mi padre, decidía que yo contrajera matrimonio con algún príncipe, o deseara enviarme a Francia para quitarme del medio, haría mis valijas y me iría bien lejos. Donde pudiera olvidar esta horrible cárcel.
-Mary o Isa, deberáis decidles que te curen con esto, cada día, hasta que las heridas se hayan sanado, Adrien, ¿habéis comprendido? O deberé ir yo misma a comprobarlo..-Le dije con un asomo de broma para que se destensara un poco.
Cruzamos el lugar, intentando no golpear ningún utensillo, encontrándonos al fin en el patio trasero del palacio. En frente se abría un impresionante y bellísimo jardín.
Debía apartar tales sentimientos de mi mente, no podía dejar que aquello tomara el control de mi misma, sin previo aviso. Lo que fuera que me ocurría cuando me hayaba junto a aquel joven era imposible, el hecho de pensarlo me condenaba e incluso a él también. Si tan sólo mi padre se enterera no menos que la muerte lo esperaba, no podía ser injusta, no iba a decidir sobre la vida de los demás, no iba a ser igual que ellos. Por mucho que me costara, tal vez estaba a tiempo de detenerme..
Un ruido de pisadas, y las voces del consejero y mi padre, resonaron por el lugar, se dirigían hacía aquí estaba segura. La luz se coló por debajo de la rajadura de la puerta a la que casi estábamos por llegar. La manija se deslizó hacía abajo y mi única reacción fue girarme y empujar a Adrien, entre el hueco de la pared y el librero, mientras una vela comenzaba a iluminar el lugar. Los hombres se sentaron en el sillón y podíamos ver sus espaldas. Llevé la mano a los labios del joven cubriéndolos, posando mi otra mano sobre su pecho.
La conversación no era nada amena, hablaban de la llegada del rey de Francia. Sólo esperaba que no me aguardara el mismo destino que le habían ordenado a mi hermana mayor, de contraer matrimonio con un idiota al que ni siquiera amaba. Continué en silencio, oyendo la pausada respiración de Adrien, produciéndome uno que otro escalofrío de vez en cuando, al encontrarnos tan cerca.
Las risas de ambos resonaron en la tenue habitación, las puertas se hayaban abiertas.. sí tan sólo pudiéramos..Levanté un poco la mirada encontrándome a una distancia tan atrayente y condenatoria de su rostro, y luchando contra mi misma ladee un poco la cabeza para que me siguiera.
A continuación me deslicé lentamente hacía el suelo y comencé a gatear por detrás del sillón, esperando que Dios se hallara de nuestro lado y nos permitiera salir de allí de inmediato sin ningún otro obstáculo.
Comenzaba a llegar a la puerta hasta que al fin la crucé y me levanté colocándome contra la pared, esperando que aquel joven apareciera. Una vez que lo hizo le sonreí con gratitud, y asentí para que nos dirigiéramos a la cocina. Podríamos salir por allí, pero..
-Ocultaos un momento allí..-Susurré señalando un mueble con más libros.
Esperé unos segundos a que obedeciera, y me dirigí hacía el cuarto de baño, donde se hayaban algunas cosas que debía darle para que sus heridas no se infectaran.
Detestaba a los guardias, realmente los detestaba, era ruines. Tomé algunos frascos y trapos limpios, y volví sobre mis pasos, con cuidado de no toparme con nadie. El tintineo de una botella golpeando contra el cristal, me supuso que los hombres se encontraban bebiendo probablemente festejando algo.
Tomé de la mano a Adrien, y lo conduje hacía la puerta de la cocina por un pasillo, con armaduras, levemente iluminando por candelabros de plata. Le tendí las medicinas, y empujé la puerta de madera.
El cuarto frente a nosotros se encontraba cubierto de ollas y cucharones, bandejas de plata, y cubiertos de oro, nimiedades a comparación con lo que desearía para mí. Una vida libre, como la que llevaba mi amigo detrás de mi.
Sólo tenía en claro una sola cosa, si mi padre, decidía que yo contrajera matrimonio con algún príncipe, o deseara enviarme a Francia para quitarme del medio, haría mis valijas y me iría bien lejos. Donde pudiera olvidar esta horrible cárcel.
-Mary o Isa, deberáis decidles que te curen con esto, cada día, hasta que las heridas se hayan sanado, Adrien, ¿habéis comprendido? O deberé ir yo misma a comprobarlo..-Le dije con un asomo de broma para que se destensara un poco.
Cruzamos el lugar, intentando no golpear ningún utensillo, encontrándonos al fin en el patio trasero del palacio. En frente se abría un impresionante y bellísimo jardín.
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
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Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Tragué saliva en un vano intento de controlarme.Podía notar el temblor de mis manos, la sensación de estar completo cuándo me hayaba al lado de aquella joven que me había robado horas de sueño...Pero era algo imposible.Su padre jamás lo aceptaría.No pondría en riesgo su vida por mi egoismo...
De pronto, Elizabeth me empujó.Dí un par de pasos hacia atrás confuso.-¿Qué...?-pero su mano me impidió seguir hablando, y las voces del rey y su consejero resonaron por el lugar.La ví moverse arrastrandose hacia la puerta, y me mordí el labio algo preocupado.Arriesgado, éso es lo que era, pero luchando contra todos mis instintos me deslicé detrás de ella.
Dios debía estar de nuestra parte, porque conseguimos salir sin mayores problemas.Respiré hondo con alivio al encontrarnos fuera de aparente peligro.
-Pero...No...-comencé a decir, ella me sostuvo la mirada y acabé asintiendo y dirigiendome al sitio que me había ordenado, aprovechando para apoyarme contra la pared en un intento de recuperar el control sobre mis emociones.No podía ser que Elizabeth tuviera ese...efecto sobre mí.
Volvió a aparecer llevandome por otro camino, al tiempo que me tendía una serie de objetos, supuse que medicinas.Recorrimos un par de pasillos más y por fin llegamos al jardín.Me giré hacia ella, con una sonrisa pícara ante sus palabras.
-Entonces...Si deseo veros...¿Tan sólo debo mantenerme herido?No parece un precio tan alto, a cambio de vuestra presencia.
La luz de la luna nos iluminaba ahora.Y su belleza, a mis ojos inmensa, se hacía más notoria a cada segundo.
De pronto, Elizabeth me empujó.Dí un par de pasos hacia atrás confuso.-¿Qué...?-pero su mano me impidió seguir hablando, y las voces del rey y su consejero resonaron por el lugar.La ví moverse arrastrandose hacia la puerta, y me mordí el labio algo preocupado.Arriesgado, éso es lo que era, pero luchando contra todos mis instintos me deslicé detrás de ella.
Dios debía estar de nuestra parte, porque conseguimos salir sin mayores problemas.Respiré hondo con alivio al encontrarnos fuera de aparente peligro.
-Pero...No...-comencé a decir, ella me sostuvo la mirada y acabé asintiendo y dirigiendome al sitio que me había ordenado, aprovechando para apoyarme contra la pared en un intento de recuperar el control sobre mis emociones.No podía ser que Elizabeth tuviera ese...efecto sobre mí.
Volvió a aparecer llevandome por otro camino, al tiempo que me tendía una serie de objetos, supuse que medicinas.Recorrimos un par de pasillos más y por fin llegamos al jardín.Me giré hacia ella, con una sonrisa pícara ante sus palabras.
-Entonces...Si deseo veros...¿Tan sólo debo mantenerme herido?No parece un precio tan alto, a cambio de vuestra presencia.
La luz de la luna nos iluminaba ahora.Y su belleza, a mis ojos inmensa, se hacía más notoria a cada segundo.
Adrien Werther- Fugitivo
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 10/11/2010
Re: Todos los actos conllevan consecuencias..incluso los buenos.. # Ladroncito
Llevé una mano al mango de la puerta para acabar de cerrarla, mientras mantenía mi mirada sobre el fugitivo. Sus palabras realmente lograron aislarme de realidad, de una realidad cruel y cautiva en la que me mantenía, seguidamente un color rosáceo ardió en mis mejillas.
Su agraciada sonrisa logró que lo imitara, y sin decir alguna palabra le pedí que me siguiera. Sería caótico y condenatorio lo que quisiera darle como respuesta, pues tras un momento de imprudencia sólo habría optado por sentir sus labios sobre los míos. La única forma que hallaba para olvidarlo de una vez, era evitando momentos como aquellos, por mucho que me lastimara.
Recorrimos el perímetro del muro, para que no notasen nuestra presencia, los guardias como cada noche debían de estar cumpliendo su ronda, y lamentablemente Natehaniel no se encontraba cerca para ayudarnos. Su turno se hallaba en las afueras del palacio, por lo que sabía, debía encontrarse montando una organización de guardias para la llegada del Rey de Francia.
Me adentré entre los arbustos, y continuamos el camino hacia la única salida que se me había ocurrido, repasando las palabras de Adrien, ansiando controlar mis reacciones, mis sentimientos, y emociones que eran provocadas con nada más que su respirar cerca.
Estaba loca, podría lograr que lo asesinaran..y eso..eso no podría perdonármelo jamás. Era demasiado importante para mí. ¿Por qué, sino, me encontraría arriesgándome de esta manera?
-Adrien, realmente, debéis decidle a las chicas que se encarguen de las heridas, conozco a los guardias y créedme cuando digo que no sois de limpiar armas ya utilizadas, lo que menos he de querer es que enfermes..-Dije continuando con la mirada al frente.
La luz de la luna era nuestra única compañía, con tal vez, algún que otro murmullo perteneciente a la fresca brisa que comenzaba a recorrer los campos de rosas, trayendo su aroma primaveral a nosotros.
Aparté una rama que se encontraba al frente, perteneciente a un grupo de naranjos, retornado al compañero silencio, tan cómodo cuando me encontraba a su lado. Ojala no se fuera esta noche, ojala permaneciera a mi lado hasta el amanecer, pero eso sólo supondría correr más peligro.
Debía pensar en sus necesidades, y no en las mías...Llevé una mano a mi frente, ante mis impuros pensamientos, razonando aquello, ¿qué me estaba sucediendo? No podía pensar en aquellas cosas… eran simplemente un pecado ante los ojos de mi familia, aunque nada de aquello me importase, debía seguir una línea de la que me daba miedo salirme, por él, sobre todo por él, Adrien, y por su vida.
Sí quería salvarle, debía dejarlo libre, libre de mi. O todo se iba a hundir muy pronto, debía ser precavida. Comenzaba a notar el paredón por el cual Mary, me visitaba cada domingo, al atardecer. Me giré, observándolo, controlando mis titubeos, y pensamientos, simplemente pude sonreírle, con amabilidad.
-Sois libre, noble ladrón-Casi habría podido ocultar la nostalgia en mis palabras, casi. Tan fácil que se les daba mentir a mi familia, yo no era capaz de hacerlo.
Su agraciada sonrisa logró que lo imitara, y sin decir alguna palabra le pedí que me siguiera. Sería caótico y condenatorio lo que quisiera darle como respuesta, pues tras un momento de imprudencia sólo habría optado por sentir sus labios sobre los míos. La única forma que hallaba para olvidarlo de una vez, era evitando momentos como aquellos, por mucho que me lastimara.
Recorrimos el perímetro del muro, para que no notasen nuestra presencia, los guardias como cada noche debían de estar cumpliendo su ronda, y lamentablemente Natehaniel no se encontraba cerca para ayudarnos. Su turno se hallaba en las afueras del palacio, por lo que sabía, debía encontrarse montando una organización de guardias para la llegada del Rey de Francia.
Me adentré entre los arbustos, y continuamos el camino hacia la única salida que se me había ocurrido, repasando las palabras de Adrien, ansiando controlar mis reacciones, mis sentimientos, y emociones que eran provocadas con nada más que su respirar cerca.
Estaba loca, podría lograr que lo asesinaran..y eso..eso no podría perdonármelo jamás. Era demasiado importante para mí. ¿Por qué, sino, me encontraría arriesgándome de esta manera?
-Adrien, realmente, debéis decidle a las chicas que se encarguen de las heridas, conozco a los guardias y créedme cuando digo que no sois de limpiar armas ya utilizadas, lo que menos he de querer es que enfermes..-Dije continuando con la mirada al frente.
La luz de la luna era nuestra única compañía, con tal vez, algún que otro murmullo perteneciente a la fresca brisa que comenzaba a recorrer los campos de rosas, trayendo su aroma primaveral a nosotros.
Aparté una rama que se encontraba al frente, perteneciente a un grupo de naranjos, retornado al compañero silencio, tan cómodo cuando me encontraba a su lado. Ojala no se fuera esta noche, ojala permaneciera a mi lado hasta el amanecer, pero eso sólo supondría correr más peligro.
Debía pensar en sus necesidades, y no en las mías...Llevé una mano a mi frente, ante mis impuros pensamientos, razonando aquello, ¿qué me estaba sucediendo? No podía pensar en aquellas cosas… eran simplemente un pecado ante los ojos de mi familia, aunque nada de aquello me importase, debía seguir una línea de la que me daba miedo salirme, por él, sobre todo por él, Adrien, y por su vida.
Sí quería salvarle, debía dejarlo libre, libre de mi. O todo se iba a hundir muy pronto, debía ser precavida. Comenzaba a notar el paredón por el cual Mary, me visitaba cada domingo, al atardecer. Me giré, observándolo, controlando mis titubeos, y pensamientos, simplemente pude sonreírle, con amabilidad.
-Sois libre, noble ladrón-Casi habría podido ocultar la nostalgia en mis palabras, casi. Tan fácil que se les daba mentir a mi familia, yo no era capaz de hacerlo.
Elizabeth Tudor- Princesa de Inglaterra
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 10/11/2010
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Miér Feb 23, 2011 2:52 am por Adrien Werther
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Vie Nov 26, 2010 6:34 pm por Invitado
» Un plan arruinado
Jue Nov 25, 2010 10:35 pm por Roseth Rover
» Adios Bella Italia. Hola fría Inglaterra. (Libre)
Jue Nov 25, 2010 1:04 am por Roseth Rover
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Miér Nov 24, 2010 10:37 pm por Roseth Rover
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» Everybody Has a Wish..whats Yours? Ame's relationships 8)
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Sáb Nov 20, 2010 7:47 pm por Elizabeth Tudor